La demanda de gas se recuperó en 2023 (con un aumento del 1,3 %), a pesar de una caída del 7 % en Europa.

Después de un descenso del 2 % vinculado a los precios récord del gas en 2022, el consumo de gas se recuperó en 2023 (con el incremento del 1,3 %) aunque a un ritmo más lento que durante el período 2010-2019. El fuerte crecimiento económico, los menores precios del GNL en Asia y el déficit en la generación hidroeléctrica elevaron el consumo de gas en China (7,1 %) e India (11 %). El consumo de gas volvió a aumentar en Irán (3,3 %, impulsado por los sectores residencial, comercial y energético), aunque a un ritmo más lento que la tendencia histórica, y aumentó ligeramente en Rusia (0,7 %).

En EE. UU., el mayor consumidor de gas del mundo (22 %), el consumo de gas se desaceleró hasta un aumento del 0,7 %, en un contexto de menor consumo de electricidad a pesar de las nuevas capacidades de energía a gas, la demanda estable de gas industrial y unas condiciones de temperatura más suaves que reducen la demanda de gas de los sectores comercial y residencial. Además, las temperaturas menos rigurosas redujeron la demanda de gas en Canadá (1,9 %). En Europa, Japón y Corea del Sur, la mayor generación de energía nuclear y renovable ayudó a reducir el consumo de gas en un 7,3 %, 6,1 % y 6,2 %, respectivamente. En Europa, la caída de los precios del gas (que se mantuvieron significativamente más altos que antes de la crisis energética) no fue suficiente para impulsar el consumo de gas industrial y residencial, lo que contribuyó a la caída de la demanda de gas, que volvió a su nivel de 1997.
El consumo de gas se mantuvo prácticamente estable en América Latina (+0,6 %), ya que el aumento del 4 % en México (expansión del parque eléctrico a gas) quedó compensado por una caída del 6,8 % en Argentina (debido a las temperaturas más templadas, que reducen la demanda de gas para calefacción) y una caída del 0,8 % en Brasil (por la recuperación de la generación hidroeléctrica). En África, se incrementó en un 3,8 %, con un fuerte crecimiento en Argelia y Sudáfrica, y se mantuvo estable en Arabia Saudí.